Ese encuentro que se produce con uno mismo, con tus valores, con tu estima, con tus relaciones, miedos, etc y el acompañante o coach, suele llamarse SESIÓN. En esas sesiones trato de acompañar a la persona/as por sus caminos y revisarlos. La metodología es diversa, dinámica y es bueno estar y sentirse preparado a través de diversas herramientas, medios, recursos, disciplinas puesto que cada persona, en su diferente etapa vital o momento personal demanda una PARTICULARIDAD.

Es en esa particularidad que debo estar atento y aventurarme en el acompañamiento. El método UCAR me ayuda a situar, establecer, proponer una pauta para el encuentro. A partir de la observación y la escucha activa, decido qué elementos puedo poner al servicio de la persona para su autoconocimiento, conectarse a sus valores, a sus posibilidades, a actuar sanamente…

La principal fuente y base de mi trabajo es la pregunta. Preguntas que reclamen más que una respuesta (y encima inmediata como solemos creer muchas personas), un camino para recorrer. Esa es mi base. Preguntas que “sirvan” para recorrer un camino, explorar, aventurarse, conocer, asombrarse… por tanto es una pregunta generadora.

A partir del diálogo que se establece en cada sesión, sumo elementos que puedan favorecer más luz al proceso que estemos tratando.

Herramientas como:

Eneagrama de las virtudes, logoterapia, facilitar feed backs, visualizaciones, letras de canciones, escuchar música, visualizar cortos, películas, caminar, aprender a respirar, programación neurolingüística (PNL), mindfulness, focusing…son tantas las opciones que podemos servirnos los acompañantes. La clave está en prepararse bien, formarse, ofrecerlo y saber guiar.

Observar cuando está generando reacciones en la persona, que le remueve, le facilita o al revés, observar la incomodidad, angustia o escasa conexión con la herramienta que el coach decide.

La sesión ya puede empezar!.