Oiga, que cada uno piense lo que quiera, bien que hace, pero les daré unas pistas.
No voy a hablar del gato que se ha subido a la mesa y recibe un grito de su ama…¡baja ahora mismo gato pilloooooo!!!!
Ni del niño pequeño que quiere convertirse en escalador de su peculiar Everest y quiere coger una magdalena de choco y su padre, al verlo, grita mejor que un aficionado de fútbol.
Ni tampoco esperen que les narre un relato erótico con subidas a la mesa y gritos, mejor practiquen, que en algunos, ya toca!!
Les voy a hablar de cerrar. Sí. Cerrar.
Cerrar etapas, experiencias, recuerdos…de golpear la mesa y gritar: BASTA, SE ACABÓ, SÍ PUEDO CERRAR!!!
Recuerdo en mi época de BUP (vuestra ESO para los lectores más jóvenes) que alucinaba cuando escuchaba: fulanito lo ha dejado con menganita pero…ya tiene otra!!! Y zutanito llevaba 4 meses con pepita y resulta que la dejó ayer y hoy está con zutranita!!! Oye, no salía de mi asombro!! Yo, que ni por esas conseguía un beso de quien me gustara (cabe decir que la clase era de chicos y mi tendencia sexual..ya sabéis por donde tiro… 🙂 ) y mis amigos en cambio, abrían y cerraban relaciones como si nada. No entendía nada. A mis 15 años cuando un amigo me decía que la quiero y la quiero y de un día para otro rompía y abría otra relación…no me encajaba, para nada.
Salvando las diferencias y los aprendizajes que aprendí sobre las relaciones a los 15 años, 25 años más tarde cobra de nuevo en mi, por mi trabajo, un tema que en todas las personas vive, está presente y cuesta, cuesta y mucho: aprender a CERRAR etapas, experiencias, momentos vividos con dolor, tensión, recuerdos negativos que penetran por todo el cuerpo y emociones.
Vaya por delante que no soy excluyente, no soy de los que reflexiona que los recuerdos negativos deben borrarse o no darles importancia, no. Deben almacenarse, deben gestionarse, deben ubicarse, dicho de otra manera, para avanzar, PARA ABRIR…ES SANÍSIMO CERRAR!!!
Sino surgen los arrastres, los no puedo más, los no me atrevo porque lo pasé fatal, porque tuve malas experiencias, los ” ya me lo conozco y me conozco y nada va a cambiar”, aparecen los desgastados, agotados por AGUANTAR, SOPORTAR EL PESO de una experiencia vital con sabor…desagradable.
La mayoría de personas que acompaño comparten conmigo esas experiencias…ese dolor, un anclaje negativo vivido AYER pero sentido HOY.
Relaciones con nuestros padres, relaciones sentimentales, educaciones recibidas, experiencias difíciles de llevar, infidelidades…
Hoy, estamos aquí. PRESENTE. Y eso agobia más a las personas, saber que vivimos el HOY y su mente y emociones están en el PASADO.
Para tratar ese tema tan sensible, humano, típico, natural, acudo a ofrecerles estas reflexiones:
- Qué es lo que te dolió de esa experiencia?
- Qué fué lo “más horrible” de esa experiencia?
- Qué has aprendido o podrías aprender de esa experiencia?
Se me han ocurrido más preguntas en estos años, pero suelo acudir a estas 3 con frecuencia. De memoria lo digo, no suelo ser CERRADO en mi metodología.
Al vivir una experiencia almacenamos ese recuerdo y el sentir que nos dejó, hasta aquí todos de acuerdo pero y si esa experiencia es negativa? Y si esa experiencia la sigo arrastrando inconscientemente? Y si ea experiencia me condiciona en mis decisiones de PRESENTE?.
Calma, voluntad y apertura para…CERRAR!!
Aprender a cerrar es clave, almacenar, ARCHIVAR COMO ME GUSTA DECIRLES y así, una vez archivada la experiencia, puedes acudir a ella cuando uno desea, no cuando la experiencia desee!!
Voy a cerrar este post, te invito a subirte a la mesa y gritar. Capaz de subirte sin ropa, será posible 🙂 Me refería a golpear con tu mano hacia la mesa, fuerte, firme y gritar: SI PUEDO CERRAR, SI PUEDO!! (se puede probar sin subirse, el efecto es el mismo pero subidos a la mesa es más…vivencial, teatral).
Abrir, cerrar, sostener, almacenar, pasado, presente…Atrévete a cerrar y descubre un PRESENTE lleno de posibilidades.
