DESGRANAR

Me ha pasado centenares de veces que no recuerdo ni la mitad, ya sea en una playa plagada, en una feria conglomerada, en un centro comercial a reventar o en una discoteca que no cabe ni un alfiler.

Convivir con la gota que colma el vaso es el pan nuestro de cada día. Vivimos empachados de personas, noticias, pensamientos, emociones que ni el bicarbonato te da un respiro.

Diferenciar, elegir, posicionarse es un enorme reto. Me causan sorpresa las personas que reducen la vida. Su mirada se centra en una idea, un valor, una solución, una respuesta y bregan a capa y espada con su decisión. Son una especie superior. Su claridad, su visión de la realidad acertada y sin dudas me deja perplejo.

A mí me cuesta una barbaridad discernir, separar, diferenciar. A veces caigo en un bucle de pensamientos que alteran mi percepción de la realidad. No vivo en una eterna duda ni en una realidad que a cada minuto cambia pero en diversos hechos de la vida me muestro lento, observador, necesito tiempo, datos, experiencias, compartir…

Hace años, siglos, milenios, la existencia de este planeta es una evidente lucha entre vivir y sobrevivir, querer entender y dudar, saber y aprender…y no necesariamente están reñidas.

Luchamos de maneras diversas y observando el historial de hechos humanos, luchamos para asegurarnos, para ganar, para conquistar, para tener…ya sea la RAZÓN, UN TERRITORIO O LA “VERDAD”…

Ganar se ha convertido en el objetivo inherente menos expresado con claridad por los historiadores. Ganar, si ganar.

Me estás preguntando por sinónimos de ganar?. Sencillo: aprobar, superar un curso, marcar goles, ligar, salir sin reparos ni horas de vuelta, estudiar cuando me da la gana, quedarse hasta tarde con el móvil en la habitación, comprarte lo que deseas…y si entramos en el plano comunicativo y de las relaciones personales, ganar es convencer, criticar, negar al otro, menospreciar la visión y la opinión del otro. Ganar es cambiarle al otro su manera de ver las cosas. Ganar es enfadarse cuando no oyes lo que quieres escuchar, ganar es tener la razón.

Hace años que imparto Filosofía en colegios. Hace años que el ADN de filósofo ronda en mi interior. Caminando por la filosofía he aprendido a “abrir la mente”, a dudar de tantos hechos y parecer muy variable y camaleónico, incluso equidistante. Durante años consideraba que mi personalidad, en parte, se dirigía a agradar al otro, a no generar conflicto y a aprender lo que mis motivaciones me despertaran. Durante años crecí sintiéndome menos pragmático que mucha gente que hablaba y expresaba con contundencia sus ideas, sus razones, su verdad.

Ahora me comprendo mejor, me quiero un poco más. He entendido mi manera de relacionarme con las ideas, con las personas, con la Historia de este planeta.

Si filosofía es amor por la sabiduría, sentir hambre por aprender y nutrirte de diversas maneras de interpretar la vida, doy por satisfecha mi actitud vital, mi mirada vital.

No os mareo más.

Desgrano como puedo. Pero no deja de sorprenderme la actitud de centenares de personas que conozco y que no conozco.

Postulan sus ideas y opiniones como leyes.

Buscan ejemplos, si, en plural, y los encuentran, que logren ganar y convencer o mostrar al otro que ellos tienen la razón y el otro se equivoca.

Construyen teorías a través de los hechos que leen, observan, viven ellos en primera o tercera persona. Pero opinan, dan sus razones.

Admirable tanta claridad, os admiro a la mayoría. Vuestra clarividencia me asombra.

Encontráis evidencias como churros, datos que os interesan para compartirlos y sumar fuerzas entre los vuestros, los que pensáis igual, los que miráis el mundo de manera similar.

Resulta que ya nos somos personas. Ya no somos personas con una vida por vivir, crecer, interpretar. Ahora somos independentistas, separatistas, unionistas, demócratas, fachas, legionarios, anticonstitucionalistas, republicanos, ciegos, quemacontainers, pagados por el Govern o el Gobierno, polis buenos o malos, provocadores, pacíficos, marchas pacíficas, españoles, franquistas, catalanes, neutros…

Hemos desgranado tanto que se nos ha olvidado ser persona. Nos hemos conducido y nos hemos dejado conducir a la confusión, al empache, al querer ganar haciendo perder al otro.

Nos hemos olvidado de convivir. Nos hemos olvidado de vivir y de luchar por la educación, por una salud mental más protegida, por disponer de campos deportivos gratuitos en pueblos y ciudades, conexiones entre lugares más modernas y fluidas.

La sociedad española vive una eterna mirada hacia la victoria. Ganar, esa es la bandera de muchos. Nunca retroceder, sólo ganar y convencer. Y si no convenzo, dejar de lado es la solución, ya no te estoy.

La peor derrota que recuerdo en mis 43 años. Sin esperanza por el momento, sin dialogar, sin acordar, sin convivir. Sólo ganar. A mi manera. Es la única.

Desgranar…hasta volver a unir.

 

JORDI CASADO COSCOLLA, profesor, coach life y formador

 

 

 

 

 

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