El sábado comí con una buena persona, un gran AMIGO, que si tuviera que definir utilizaría una expresión de Bernd Schuster, el que fuera entrenador del Real Madrid: No hase falta desir nada más. 

En plena Plaza del Sol, con un lorenzo brillante y generoso, charlamos de todo y más. Hablamos de nuestros amigos, familia, presente, futuro. El mundo por la tarde siguió igual pero nos dio tiempo para cambiar la mitad del planeta.

Y os quería compartir una reflexión que me ha surgido tras comentar con Sergio, entre bravas y croquetas, la tan nombrada palabra por tantas personas: EXIGENCIA.

En nuestras charlas aparecen diversos temas, y cuando nos paseamos por el tema afectivo, el mundo de la pareja, me llama la atención cuantísima gente asocia la soltería a la posibilidad de ser exigentes, de encontrar “pegas” a los otros, a los futuribles. Tu es que eres muy exigente, seguro!. Cuantas veces lo hemos escuchado? Pues hoy, he “escuchado” de nuevo esta frase que en un momento del tapeo apareció y he captado un mensaje corto, sencillo, y os lo quería compartir.

Exigirse. Yo me exijo mucho sentencian muchas personas. Oye, pues perfecto, encantado. Enorabuena!!

Me parece genial que la gente se exija…QUERERSE, AMARSE, RESPETARSE, ACEPTARSE, CRECER. Oye tú, kilos de exigencia repartiría. Me iría con mi bici Barcelona arriba y abajo repartiendo bolsas de exigencia. Llévese su Kit señora, me lo quitan de las manos!! Señor, su diario y gratis este domingo su kilo y medio de exigencia, y por 4 euros más el CD de la exigencia.

Fantástico!! “Exígete” todo el amor por tu dignidad, por mejorar, por sonreír, por amar. Cuando leo ¡exígete mucho a ti y espera poco de los demás! o cosas por el estilo me dan ganas de entender, captar, empatizar con esas personas, esas afirmaciones, y me cuesta…

Trabajar para enamorarse de uno mismo, esforzarse, no decaer en el camino de valorarse, valorar nuestra vida, me parece una exigencia sanísima, recomendable.

No soy exigente en pedirme que todo lo haga bien, sin errores, con presiones innecesarias. Un falso e hipócrita perfeccionismo humano. Una escuela incorrecta de aprendizaje. Soy persona, gracias.

Por cierto Sergio, la próxima vez te llevaré a otro sitio de Gracia y hablamos de todo y más, siempre es un placer “exigirse” compartir momentos con gente como tu.

🙂

 

 

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