Como cada día, un día cualquiera, abro Facebook, miro Twitter, ojeo algún diario, hablo con mi gente, repaso los whatsapps recibidos y de vez en cuando coincido con un programa televisivo llamado telediario.
Imagina esta escena…cualquier día de estos…100 últimos días…200…300…o más…
Sin dudarlo, sin miedo, sin presiones, sin manipulaciones. Estoy confundido. Confuso. Perdido.
El domingo 27 es un día especial, único, excitante para muchos, con una intensidad emocional y sentimental, histórica, altísima. Escribo esto porque es lo que desprenden los mensajes de cientos de personas.
El mismo domingo 27 es un día normal y corriente, uno más, sin intensidad emocional ni sentimental ni histórica. Escribo esto porque es lo que desprenden los mensajes de cientos de personas.
Una vez más, un ejemplo más de la diversidad humana. Ante un mismo hecho, cada uno construye sus decisiones, ideas, pensamientos, respuestas.
¿Y sabéis qué?. Me siento desbordado, superado, perdido. Sí, hablo del 27-S y todo lo que conlleva.
He leído opiniones que me han encantado. Su forma, contenido, su procedencia. Admiro la capacidad de miles de personas de transmitir, de sentir, de hacer suya la historia, ¡¡qué maravilla!!. He leído ejemplos personales, íntimos que se hacen públicos sobre hechos del PASADO…¡¡ay!! amigo PASADO, nadie quiere volver a ti y en cuanto podemos, nos pones, eres cachondo, vamos a ti, acudimos más de lo que dice mucha gente, buen amigo.
Otras lecturas me han producido náuseas, no de esas que te generan acercarte a la taza del water, arrimarte a un árbol o apoyarte en la pila de tu lavabo. Náuseas, arcadas, vómito intelectual. ¡Qué capacidad tienen algunos, desconocidos en ocasiones, de tocarte la pera, de alterarnos, de irritarnos!. De intelecto no voy sobrado pero cuando leo según qué opiniones, me he sentido triste, rabioso, impotente, de un lado y del otro lado, de unos y otros.
Unos se han acercado a la historia y a día de hoy, aún existen millones de personas que provienen de planetas diferentes porque cada uno escribe la suya y transmite la parte que le interesa o la lectura que más le conviene.
Otros viven en ese planeta, no se llama Tierra, se llama Maleducalandia, Irrespetalandio, Jupitalboratodoralandio…persones que muestran actitudes inflexibles, soberbias. Opiniones si. Todo democrático si. Que todo el mundo diga la suya, ¿no?, esto es democrático, ¿no?. ¡¡¡Los cojones!!!.
Me ha parecido un ejemplo más de la ineptitud humana hacia el trato de un tema, que por cierto y con mi mayor sinceridad y respeto: AÚN NO SÉ QUÉ SE PIDE, NI A QUIÉN, A QUIÉN LO HEMOS DE PEDIR, QUÉ OBJETIVOS SE TRATAN, QUE ESCENARIO SE PREPARA, nada…me pierdo, permitírmelo. Claro que estoy enterado. No os molestéis en repetirme lo que he leído: historia, persecución, represión, Coronas o Condados, Dinero, más dinero, mucho más dinero, robo, identidad, diferencia, pertenencia, autogestión, libertad de elección, pueblo, etcetcetc.
Sigue impresionándome el ser humano, aquello que le mueve a uno, aquello que lucha el otro, aquello que lleva dentro uno, aquello que quiere lograr otro, las maneras en como lo quiere conseguir, su postura, su actitud, sus palabras, sus hechos.
Aquí opina hasta el tato, y claro, opinar es democrático, humano, un derecho. Y lo ejercen. Y yo.
Opino que el tema de la Independencia de Cataluña me supera. Me desborda.
Me identifico en mi madre y mi padre. En ellos. Soy de mis padres. De mi familia. De mis amigos. Del mundo. De bar que entraba de pequeño a tomarme un Cacaolat; del cine que solía ir; del kiosko donde compraba la Vanguardia y miraba de reojo Interviú; soy del Colegio Inmaculada Concepción; de los Maristes; del Barça; del C.E.Universitari; Soy de Barcelona, de l’Eixample, una maravilla de ciudad; soy de Graus (Huesca), mi villa, mi paraíso, mi paz. Soy de tantos. Soy tan mío…
Soy del Mundo. No siento otra raíz, otras raíces que la defensa del ser humano, educar, aprender, amar, crecer, fallar, perderse, encontrarse.
Admiro aquellos que os identificáis con un territorio. Jamás lo he sentido. Siento conexión con las personas, no con la cultura territorial, preciosa, llena por todo el mundo de detalles, matices, colores, sabores únicos.
Cataluña, los catalanes, ¡¡¡no los conozco a todos!!!! Imagino que como en la viña del Señor, hay de todo. Si puedo decir que me encanta mi tierra, la que me ha tocado vivir, este regalo de pertenecer a Barcelona, Cataluña. Preciosa historia, con sus luces y sombras, con su fuerza, momentos vergonzosos, prósperos, críticos…como casi todos los lugares del mundo en algún momento de su historia.
Adoro Graus, mi paraíso oscense; Huesca. Sus costumbres, ritmos, paisajes, cultura, tradiciones. Me encanta, cuando viajo, que me cuenten qué ha sucedido en ese lugar. Abrir los ojos. escuchar. NO OPINAR. Observar. NO OPINAR.
Adoro mi país, su diversidad. Culturas. Tradiciones. Adoro a la gente educada, amable, abierta, que genera luz, vida, que lucha obviamente por sus ideales, sanos, humanos.
Y lo siento, me he desencantado. por unos y otros. No sé que creer. Bueno si, en mi padre que me enseñó a observar, a contemplar, a comunicar, a liderar. Y en mi madre que me enseñó el amor, la cercanía, la empatía. Entre otras muchas cosas.
Votar, sólo faltaría que no se puedan de manera democrática votar, decidir, mejorar leyes, mejorar condiciones, actualizar legislaturas.
Pero yo no lo olvido: me siento Jordi, persona, de mi mamá y de mi papá. Esto, no me desborda. Me gusta.
Feliz domingo 27 de septiembre.