A veces pienso que vivo en una película pero me cuesta saber quién es el director. No consigo hablar con él, no conozco ni su camerino, ni su guión ni el final de la película. Sólo actúo. Como actor, me siento con mucho protagonismo, tanto es así que parezco el actor principal.
Hace tiempo que actúo aunque siempre tengo la esperanza que no se acabe mi papel ni renuncie a ver la película desde los asientos de un cine de barrio; prefiero actuar. De hecho conozco muchos actores y actrices que prefieren sentarse en la butaca en vez de subirse al escenario y actuar. Les entiendo, no siempre nos gusta actuar y vivir la historia.
Actuar conlleva muchos riesgos, escenas peligrosas, repetir una escena hasta que salga bien, aprenderse el guión, no mostrar fallos en el vestuario, exteriores, luces, decorados…todo ha de salir perfecto, hemos de vender esa película por todo el mundo, quizás así el caché de cada uno, sube enteros.
Últimamente al director le ha dado por un guión irreconocible para mi y mira que llevo algunos años actuando. Debe ser un episodio con dosis de ciencia ficción, porque no me entra en la cabeza que alguien valore tan poco su vida, sus principios, su dignidad, hasta el punto de quitarse la vida por unos motivos que ni leyendo el guión 5 veces, entiendo.
Ruedan en ciudades importantes: París, Damasco, Bruselas, Raqqa y decenas de lugares que por lo que parece, permanecen hace años con ese escenario teñido de rojo sangre, negro oscuro, con un guión bélico mezclado por intereses, luchas de poder, dinero, recursos, pasado y prepotencia democrática.
Me siento superado. Me gustaría hablar con esos actores pero es que me dan miedo y desconfianza porque algunos parece que se toman sus papeles de manera muy real. Lo viven en exceso hasta el punto que más me supera, quitarse la vida, de verdad. Y quitar la vida de otros, la vida de verdad.
Paseo revisando mi guión y no aparece por ninguna hoja algo así como…Jordi, haz de tu vida la destrucción, siembra el horror, el pánico. Arroja tu vida al servicio de unos ideales y no la valores, ni la cuides, simplemente explota, expande tus valores, ideales y mánchalos a los demás. Llévate a alguien por el camino, sin pedirle permiso. Ahoga, aplasta, vulnera a tu alrededor; haz del caos, del miedo, tu forma de vida.
Hobbes, filósofo del siglo XVII, hablando de eso y de lo otro repartió juego con su famoso Homo lupis hominis, el hombre es un lobo para el hombre. Nada más lejos ni más cerca que decenas de guiones de la misma película, que se repite por varios lugares del mundo, desde tiempos lejanos…
No podemos cerrar los ojos ya que es una realidad que no entiende de tiempo, espacio, lugar, épocas. De lupis, siempre estaremos rodeados, más a mi pesar. Es una realidad que debemos aceptar sí ó sí. Pero no debemos dar nuestro brazo a torcer.
Debemos mostrar, dar ejemplo, seguir dando pasos de humanidad pero no en un guión dirigido por no sabes quien, sino labrar tu propio guión. Fíjate en ejemplos llenos de humanidad, de capacidad de amar, resolver soluciones, acercarse al otro para hacerle más fuerte. Aprecia tu vida, seas de aquí o de allí. Lucha, claro que si, pero sin armas o mejor aún, con las armas de la educación, el trabajo, el amor, el esfuerzo…
Necesitamos menos Lupis y más Speculums, espejos. Refléjate en uno de ellos, busca el tuyo, ejemplos de espejos recios, fuertes, robustos, que reflejen y muestren luz, vida, capacidad de superación.
Homo Speculums hominis. El Hombre es un espejo para el hombre.
Haz de ti un espejo, para tu gente, para cualquiera, para alguien. Si alguien se pone delante de ti que sepa captar tu humanidad, tu fuerza, tu dolor, tu vitalidad, tu energía, tus características, pero sobretodo, tu capacidad de amar, de creer en la vida. Conviértete en un espejo de vida.
Prou a vidas veinteañeras explotadas por un vacío en su propia vida, en su presente, en sus sueños, en su pasado. Seas de aquí o de allí. Levántate de la butaca y si tienes miedo, busca un ESPEJO HUMANO.
Te reflejarás más fuerte, más vital, más humano.