Cada 25 de julio suelen cantarme. No es que afinen mucho pero es lo de menos porque me siento contento; celebro con amigos y familiares el día en que nací hace 38 veranos. El pastel acude fielmente a su cita y de momento pulmones no me faltan, soplo y transformo el fuego en deseos…¿os imagináis que fuese así de sencillo que algo sucediera sólo con soplar?. Magos aparte y antojo de dulce que me acaba de venir, os quería compartir una reflexión que hace un cierto tiempo se despertó en mi: acompaño a adolescentes, jóvenes, adultos y adultos entrados en experiencias. Vaya, un poco de todo. Y tras compartir sus inquietudes, miedos, retos, miradas vitales y variadas temáticas, me fijé en “algo” que se repetía en muchas personas, muchas, la mayoría y que día tras día, sigo observando en mucha gente.
Los que hemos cumplido las 18 primaveras sabemos que es una fecha algo especial: que si mayoría de edad, votar, conducir, poder decir al mundo puedohacerloquequiera aunque el mundo te devuelva un simajositucréetelo. Los 18, que es la edad significativa que separa el niño del joven que se ha de convertir en adulto, se ha conocido siempre por la mayoría de edad y quiero rebelarme.
NOOO!! Rotundo. Tampoco estoy descubriendo las Américas, lo sé, pero día que pasa, día que observo a las personas. Y de los muchos aprendizajes que vivo en primera persona, uno se me ha quedado marcado como si tuviera un tatoo en mi piel.
Sobre los 30 años es cuando una persona, caso arriba caso abajo, cumple la mayoría de edad…EMOCIONAL, DE SU CRECIMIENTO PERSONAL. Ahora sí, cumpleaños feliz, sopla bien las velas majete/a. Cumples los 30 y no paro de observar como se despiertan nuevas miradas sobre la propia vida, la vivida, la personal, la que uno ha digerido.
Hasta más o menos esa edad (no he hecho ningún estudio ni lo voy a hacer) observo como las personas deciden, actúan, viven, piensan, sientan, claro que si, faltaría más. Están creciendo cada uno con su ritmo y circunstancias. Y me he fijado que sobre los 30 las personas quieren CRECER otro tema, muy importante, bastante descuidado en esa etapa de la vida donde los sueños, ideas, ganas, hambre por conocer, descubrir, experimentar debe ser la base de esa etapa.
Quieren CRECER como persona que son, identificarse, quieren conocerse, quieren entenderse, entender lo que les ha hecho a ser como son o creen que son.
¿Lógico verdad?. Las edades del hombre, sus etapas, sus momentos. Ojalá la vida de los 18 a los 30 fuese como la L que llevan los novatos en los coches, un aprendizaje constante, unas prácticas pero de verdad, una L que te permitiera vivir, experimentar, abrir horizontes. Hazlo por que a los 30 más o menos, no tendrás más remedio que abrir horizontes hacia un crecimiento más consciente, sereno, reajustar, transformar, reaprender, en definitiva, soplar velas y desear como muchos ya hacemos, otros retos, sueños.
Cada vez más son los jóvenes que están integrando en edades juveniles una mirada a su interior y les aplaudo. Y también fluyen muchos adultos con 30ytantos que se escapan a tan atrevida aventura que se debe vivir sí o sí!! Crecer conscientemente, sumar, mirar con los mismos ojos pero con diferente mirada.
Espero que este 25 de Julio, cuando me disponga a soplar las velas, recuerde a mi niño interior, al que cumplió los 18 y al hombre que se ha convertido. Y sonría.
Crecer es una aventura y un poco de pastel, no vendrá mal para llevar el camino con dulzura.